PUNTOS DE OBSERVACIÓN: LA EVOLUCIÓN EL ÚNICO CAMINO A LA SUPERVIVENCIA
CECILIA DOGER AMADOR
Ya han pasado diez mil años, los homo sapiens hemos logrado derribar fronteras sociales, ideológicas, políticas y tecnológicas; cruzar los límites del pensamiento, manipular el entorno, dominar las actividades que desde la revolución agrícola han sido fundamentales para el crecimiento e interacción de los grupos sapiens gracias al lenguaje. Esta fue una de las habilidades y herramientas que labraron el terreno de la especie más poderosa nunca antes vista en el planeta; pasamos de un nivel medio en la cadena alimenticia a ser los amos y grandes señores de la naturaleza; el uso de la lógica, la formulación de cuestionamientos, la confianza entre individuos con intereses colectivos hizo cambiar profundamente todos los esquemas que la naturaleza desde la creación de la Tierra había determinado.
Hemos construido una sociedad basada en mitos intersubjetivos que nos han ayudado a cooperar pese a nuestras diferencias; hoy poseemos un Estado, le damos valor a una moneda, practicamos alguna religión y somos partidarios de una ideología; en otras palabras, vivimos en un mundo prefabricado, le pertenecemos a un sistema. Nos hemos vuelto sumisos, vulnerables y adictos al consumismo; pero la tecnología ha representado un avance crucial en los paradigmas que forman la concepción del individuo, la vida es mucho más fácil; el homo sapiens se dio cuenta desde la revolución científica que el poder reside en el saber.
A partir del siglo XVII las guerras y las tácticas de defensa se centraron no solo en antiguas estratagemas sino los reyes y los grandes imperios empezaron a invertir dentro de la ciencia y la investigación para conquistar nuevos territorios y alcanzar la supremacía del capital. Empezaron a mejorar sus armas y los éxitos en las carreras armamentistas siguieron hasta la invención de la bomba atómica. No imaginamos un mundo sin la intervención del capital.
No podemos imaginar una vida sin el sistema, somos 100% dependientes de este. La creación del capital y su inversión así como nuestra confianza de invertir en un futuro generaron una corriente crediticia y esto representó un avance que se detonó a partir del año 1500, el crecimiento del pastel mejor conocido como economía; teníamos la percepción en la antigüedad que no podíamos generar riqueza sin perjudicar al otro; pensábamos que podíamos partir el pastel (la economía) de distintas formas; tomar algunas rebanadas más grandes pero dejarle al otro una más pequeña. Lo que generaba una desigualdad terrible; pero jamás se nos ocurrió comprar o hacer un pastel más grande. Desde la invención del crédito la economía empezó a crecer de forma desmedida y de forma ficticia, dando paso a la existencia del gran capital financiero.
El capital financiero se volvió la bandera de los imperios, la religión de los hombres, las innovaciones de la ciencia; ese barco en el cual estábamos todos los humanos se dirigía a un destino afrodisiaco. El combustible del barco fue el dinero. Sin dinero el hombre no hubiera podido llegar a la luna, no podríamos comprar nuestros productos vía internet; no seríamos lo que hoy creemos ser.
El libre mercado con la llegada de la revolución industrial se fue poco a poco fortaleciendo, sin embargo no todo es perfecto, la avaricia del capital y su naturaleza acumulativa de la riqueza en contraposición con la explotación del proletariado; nos llevó a una dicotomía profunda y la polarización extrema sin que la lógica del libre mercado en donde la mano invisible regula todo y que en su versión más llana equilibrara la balanza; así la creación de monopolios profundizo la distancia, por lo cual el Estado, un conjunto de normas, regulaciones y estructuras burocráticas, intervinieron creando una libertad falsa, donde el Estado, regulaba a favor de los mismos, creando grandes corporaciones trasnacionales que se esconden detrás de diferentes marcas.Funcionalizando el sistema a favor de los grandes consorcios. Y así tenemos por ejemplo que las empresas trasnacionales son las que hoy sostienen el orden mundial, a través de su financiamiento a grandes organismos rectores como la organización mundial del comercio y la organización mundial de salud, respaldada por fundaciones como Coca-cola, la fundación Bill y Melinda Gates, entre otras.
Y así tenemos que el imperialismo hoy es más fuerte que nunca, en su versión globalizada, el caos y el miedo son las mejores formas de debilitar al ser humano, a los estados y a las estructuras que enarbolan el bien común y que buscan hacer valer la democracia, soslayar el derecho de los seres humanos a verse como iguales. Pareciera que el camino se dirige a una nueva transformación que ira del humanismo liberal en donde la percepción cristiana sobre la figura del homo sapiens la refleja como la de un hombre y una mujer con derechos y roles que desempeñar, hacia un humanismo evolutivo, dedicado a modificar con ayuda de la ciencia al hombre.
La crisis que el mundo enfrenta hoy con el Covid-19 es producto de lo que a lo largo de la historia hemos creado y representa una salida no solo para terminar con la vida de los más débiles, sino para derrocar constituciones, soberanías y dar paso a la ciencia para la mejora del homo sapiens, un nuevo paradigma en la visión evolutiva del capital, no hay otra forma de cambiar el rumbo del barco si las olas, como lo son los estados democráticos y la libertad de creencias no lo dejan avanzar más.
Lo que se perfila después esta gran crisis no es más que un botín dentro del mismo barco que llevamos navegando por miles de años para poder seguir a flote siendo necesario un cambio de capitán al timón. No tengan miedo lo único que podemos hacer es revelarnos contra estas estructuras imaginarias que nos dieron todo pero que están apunto de llevarnos al colapso. Todo sea por sobrevivir.
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