PUNTOS DE OBSERVACIÓN: HABLANDO DE CIUDADES Y DESAFÍOS
CECILIA DOGER AMADOR.
“Ama al hombre, pues él eres tú”
Nikos Kazantzakis
El hombre se desarrolla, expande en las ciudades, en el campo, es en esos espacios donde realiza su vida, donde confluye la actividad económica, social y cultural que da píe a la civilización que conformamos. Los grupos humanos crecen y con ellos las zonas urbanas, que se vuelven cada vez más, complejos sistemas de servicios interconectados que se van enfrentando a nuevos desafíos, que incluyen estar preparados para enfrentar no solo impactos agudos o eventos inesperados, externos y repentinos que afectan a las ciudades como pandemias, terremotos, incendios, inundaciones, etc., sino también las tensiones o situaciones diarias, cíclicas o crónicas que debilitan la estructura de una ciudad diariamente, como la existencia de altas tasas de desempleo y violencia, un sistema de transporte público deficiente o la escasez de agua.
Sin duda grandes retos se enfrenta la administración pública para responder a los grandes desafíos que administrar una ciudad representa.
El crecimiento desmedido de la población urbana y la creciente densidad pone en la mesa problemas tales como, la incapacidad de atender y dar servicios básicos a todos los asientos humanos, que constituyen un problema latente a resolver, así como la concentración de recursos y capacidades en algunas zonas urbanas en detrimento de las zonas rurales, la inadecuada reorganización de los recursos humanos, fiscales y la limitada capacidad de los gobiernos locales para autofinanciarse, en gran parte por una débil gobernanza local y la nula participación de organismos especializados en la planificación y gestión urbana.
El fracaso de la administración y gestión de los recursos básicos para la supervivencia de la ciudad en condiciones óptimas está íntimamente ligada a la ineptitud de los gobernantes y la voracidad desmedida, que suelen limitar su visión y no ven a la administración pública como la oportunidad de servicio y de transformación.
La ciudad es un ente vivo en el que todos somos participes y no un botín para llenar las arcas individuales, que al final terminaran también siendo inútiles, ante desastres naturales, cambio climático, decadencia endémica del sistema y enfermedades como la que enfrentamos hoy.
Lo vivimos más que nunca aquellas ciudades donde la organización social es deficiente, donde no se ha construido ciudadanía, donde existe un gasto efímero en educación y donde el sentido de pertenencia y comunidad se ha perdido…. Y en vez de eso existe una descoordinación total entre actores públicos y privados además de un autismo de la clase política que pareciera que vive en un mundo ajeno, esas ciudades son las que con mayor fuerza sufren los embates de la pandemia y este es el caso de nuestro querido municipio, tan falto de orden, proyectos, visión y estrategia de desarrollo a largo plazo.
La experiencia que hemos tenido con las recientes administraciones han sido catastrófica, pero nos dejan grandes lecciones.
Por ejemplo, el replantearnos cómo nos vemos a nosotros mismos como ciudadanos poseedores de derechos, pero también de obligaciones, con compromiso y responsabilidad, recordamos que no somos agentes aislados de la comunidad y que lo que sucede en el brazo de una colonia, afecta también a los que formamos parte de la misma.
Podemos ser más cuidadosos y menos mezquinos al elegir a nuestros representantes populares, quienes serán los que lleven la responsabilidad compartida de transformar nuestro entorno. Personas que sean capaces de entender los problemas de la ciudad, aunado a los movimientos políticos y sociales pero con un alto sentido de corresponsabilidad y vinculación a la sociedad creadora, a esas instituciones de educación para la generación de proyectos inclusivos, personas capaces de administrar municipios, con una visión clara y contundente, que entienda que las ciudades y municipios son la unidad básica de gobierno y deben ser los detonantes del desarrollo.
Personas e individuos que se atrevan a transformar los espacios y adaptarse a los cambios, entendiendo que los ciudadanos, las empresas y las comunidades que forman parte del municipio son uno solo.
Es fundamental que los partidos políticos busquen esos perfiles de servicio y de conocimiento en cuestiones públicas para que el municipio sea capaz de sobrevivir, adaptarse y crecer, independientemente de los tipos de desafíos que experimenten.
La formación de políticos, ciudadanos y espacios resilientes es hoy una prioridad, para poder enfrentar los nuevos tiempos y replantear el futuro que se nos avecina, ya que en caso de no aprender de todas estas experiencias estamos condenados a caer en una espiral que nos lleve a una decadencia más profunda como sociedad. Cuando la única función que tenemos todos, es recordar que todo hombre también eres tu ….
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